“La ciencia verdadera es aquella que se centra en lo general y universal” (Aristóteles)
“Los arquetipos primarios deben ser la guía de toda ciencia y el principio unificador de todas las ciencias (Wolfgang Pauli)
La Ciencia Universal
El concepto
La ciencia universal es una hipotética ciencia fundamento de todas las demás ciencias particulares. No se trata una integración de conocimientos (como una enciclopedia), sino de una unificación, es decir, de una ciencia capaz de suministrar un paradigma global, universal o absoluto, de tal forma que una ciencia determinada sea una particularización de esa ciencia universal. Otros nombres de la hipotética ciencia universal son también; ciencia primaria (las demás serían secundarias), ciencia fundamental, ciencia común, ciencia general, ciencia total y ciencia unificada. También se denomina metaciencia (ciencia de ciencias), una ciencia de orden superior, transdisciplinar.
Antes de la aparición del término “científico”, la palabra “ciencia” significaba simplemente “conocimiento”. En latín, “scientia” significa “conocimiento”. El término “científico” fue utilizado por primera vez en 1833 por William Whewell durante una reunión de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. Y la palabra “conciencia” significa “conocer junto”.
El problema de la unidad de la ciencia está íntimamente conectado con el problema de la comprensión de la unidad de la mente y la naturaleza.
Las estrategias
Ha habido una larga polémica a nivel histórico sobre la concepción de ciencia universal. En este sentido, se utilizan diferentes estrategias:
Elegir una de las ciencias existentes como la más fundamental, de la que todas las demás derivarían.
Abstraer de todas las ciencias existentes el núcleo o esencia común a todas ellas.
Crear una nueva ciencia basada en unos nuevo principios, suficientemente generales, abstractos o universales, a partir de los cuales derivar las ciencias particulares. Sería una ciencia transdisciplinaria o trascendental.
En este último caso, esta nueva ciencia debe de cumplir las condiciones siguientes:
Debe basarse en unos principios o conceptos primeros o primitivos, simples, independientes entre sí, y del máximo nivel de abstracción posible, para que constituya el núcleo esencial de todas las ciencias particulares.
Debe estar soportada por un lenguaje, también universal, cuya semántica (lexical y estructural) sea precisamente esos conceptos primeros. Al ser los conceptos simples, el lenguaje debe ser también forzosamente de la máxima simplicidad. Según Leibniz, la ciencia universal debería fundamentarse en un lenguaje universal ideal.
Debe fundamentar las ciencias del mundo externo y del mundo interno (mental) e incluso trascender la realidad para incluir los mundos posibles e imaginarios.
Las Alternativas o Candidatos a Ciencia Universal
Dentro de la primera estrategia de búsqueda de la ciencia universal, se han sugerido, a lo largo de la historia, varios ciencias candidatas. Las más importantes son los siguientes:
La filosofía
La filosofía es la búsqueda de la quintaesencia de la realidad, el lugar común donde se realiza la síntesis, la integración de las teorías y los resultados de las ciencias. La filosofía busca el autoesclarecimiento, el saber universal definitivo, todas las verdades del mundo. Para ello, la filosofía busca los conceptos esenciales que permitan lograr una comprensión de la totalidad.
La filosofía es concebida también como una meta-ciencia o una teoría de las ciencias, una teoría del conocimiento o una lógica.
Para los antiguos griegos, ciencia y filosofía eran la misma cosa, pues el “amor a la sabiduría” estaba directamente relacionada con lo universal y trascendental. Según Descartes, la filosofía es la ciencia esencial, y que reflejó en “Meditaciones” sobre la filosofía primera. Para Husserl [1985], la filosofía es la ciencia universal, la ciencia de la totalidad, la ciencia de todo lo que existe: “La tarea que se propone el filósofo su fin vital en cuanto filósofo consiste en alcanzar una ciencia universal del mundo, un saber universal definitivo, una totalidad de las verdades en sí sobre el mundo, sobre el mundo en sí”. Según Ortega y Gasset, la filosofía está asociado con lo universal, pues “filosofía es el conocimiento del universo y de todo cuanto hay en él”.
Para Heidegger, la filosofía trasciende las ciencias positivas (como la física o la biología) que, una vez comprendidos sus principios y mecanismos se pueden empezar a aplicar para obtener resultados, puesto que es un “pensamiento sobre el pensamiento”, donde no hay resultados.
A su vez, dentro de la filosofía, se señalan 4 campos:
El platonismo.
Según la famosa doctrina de Platón, existe el mundo de las Ideas, un reino superior perfecto, trascendental, ordenado e ideal, de formas puras, situada más allá de lo físico, y cuya proyección, reflejo o particularización serían los diferentes niveles de la creación, incluyendo la mente humana.
La filosofía adquiere con Platón el carácter de ciencia universal, pues abarca el mundo interno y el externo. Las Ideas son los conceptos universales que fundamentan ambos mundos. Las Ideas constituyen lo real, lo absoluto, lo permanente, lo universal, lo unificado, lo abstracto. En las Ideas reside la verdad y el verdadero conocimiento.
Aristóteles afirmaba que el conocimiento deriva de la experiencia y la observación. Platón se fundamentaba en lo superior, en lo ideal, intuitivo y abstracto. Aristóteles se apoyaba en el mundo material, en lo racional y concreto.
La metafísica.
Para muchos filósofos, la metafísica es la ciencia universal, o bien la ciencia universal es una rama de la metafísica, por varias razones:
Porque la metafísica es, desde sus orígenes, la forma fundamental de filosofar, que consiste en trascender la realidad mediante un proceso ascendente desde lo particular, sensible y cambiante a lo universal, suprasensible y permanente.
Porque la metafísica busca la esencia, la naturaleza última, el fundamento de todo lo existente. Esta esencia (o ser esencial) es lo que unifica la múltiple realidad fenoménica.
Porque todas las ciencias, a nivel profundo o trascendental se plantean preguntas que rebasan su competencia y hay que acudir forzosamente al reino superior de lo metafísico.
Para Aristóteles, la metafísica es “la ciencia teorética de los primeros principios y las primeras causas”, a partir de los cuales se desarrolla y fundamenta el conocimiento. Es una ciencia “libre”, no sometida a restricciones, la ciencia de la verdad, la ciencia de los dioses. En este sentido, el platonismo es un tipo de metafísica.
Según Aristóteles, la metafísica es “filosofía primera” porque considera el ente en su sentido más universal como fundamento de las otras ciencias, que son “filosofía segunda”. Aristóteles es considerado el padre de la metafísica. Escribió 14 libros sobre el tema. En Metafísica VI, afirma que si no existieran más entidades que las físicas, la física sería la ciencia primera, pero si existiera alguna entidad inmóvil, ésta sería anterior, por lo que sería filosofía primera.
La ciencia universal es para Aristóteles la ciencia formada por el elemento común de todas ellas, que es el Ser, el fundamento de todo. Por lo tanto, la ciencia universal se identifica con la metafísica.
Para Aristóteles, las ciencias forman 3 bloques en orden ascendente: 1) las ciencias políticas y artísticas; 2) las ciencias prácticas (las relativas a la conducta); 3) las ciencias teóricas (física, matemáticas y metafísica), que son las ciencias relativas al conocimiento, que corresponden a tres grados de abstracción: respectivamente, la ciencia de la naturaleza, la ciencia formal y la ciencia de lo “inmaterial”.
Según Kant, la metafísica es filosofía “pura”, la ciencia universal que fundamenta todo, y las filosofías “aplicadas” son las ciencias particulares.
A partir del siglo XVII se comenzó a utilizar el término “ontología” en lugar de “metafísica”. Con el cambio de nombre, también se cambió su conceptualización. Para Aristóteles, la metafísica podía ser cognoscible y estaba abierta a la experimentación. En cambio, la ontología aparece como algo trascendental, más allá de la experiencia sensible, que solo se puede intuir.
Nicolai Hartmann convirtió la ontología en una disciplina unificadora [ver Comparaciones – MENTAL vs. la Ontología Universalista de Nicolai Hartmann].
La fenomenología trascendental de Husserl.
La palabra”fenomenología” significa literalmente “estudio o teoría de la apariencia”. Este término fue inventado por él científico alemán Johann Heinrich Lambert (el que demostró que el número es irracional), pero que adquirió un significado especial con Husserl.
La fenomenología tiene sus orígenes en las ideas de Franz Brentano (profesor de Husserl). En su obra “Psicología desde el punto de vista empírico” (1874) argumentaba que la psicología debería basarse en una distinción clara entre fenómenos físicos y mentales, y que dicha distinción debería basarse en “la intencionalidad de lo mental”: todo acto de la mente está dirigido hacia un objeto. Por ejemplo, si pienso, pienso en algo; si deseo, deseo algo, etc. Los fenómenos físicos no muestran este tipo de intencionalidad.
Husserl desarrolló la idea de intencionalidad de Brentano al afirmar que la intencionalidad es la característica que distingue la conciencia y que “la conciencia es siempre conciencia de algo”. Para Husserl, la fenomenología es la ciencia universal, es una filosofía científica que debe servir como método a las demás ciencias.
En su obra “Ideas” (1913) se centra en las estructuras ideales y esenciales del estado de conciencia, intentando excluir toda hipótesis sobre la existencia de objetos externos. Para ello, introdujo el método de la “reducción fenomenológica” (o “reducción eidética”), basado en el reflejo que los fenómenos externos producen a nivel interno, en nuestra conciencia.. La fenomenología trascendental es el estudio de las estructuras esenciales de la conciencia, la experiencia básica interna, no interpretada. No es una ciencia sobre los hechos o realidades naturales, sino una “ciencia de las esencias” o “ciencia eidética”, que pretende alcanzar los conocimientos esenciales. Todas las vivencias del mundo real se trascienden o se reducen a su esencia. Estas irrealidades son las que estudia la fenomenología. Pero esto no implica la desaparición del mundo real, sino que las cosas son meros fenómenos y pasan a segundo plano.
En la reducción trascendental, lo único que permanece es el “yo”. Para Husserl esto es una revolución copernicana: desde el objetivismo hacia el subjetivismo trascendental. El mundo de las cosas es relativo. El yo es absoluto, irreductible y apodíctico (necesariamente válido), la única base firme para construir la ciencia universal.
Para Husserl existe un paralelismo entre la “psicología pura” y la fenomenología. Una psicología pura, que considera solo la esencia intencional propia de la psique, le corresponde una eidética y una filosofía trascendental. Y viceversa.
Husserl intentó fundamentar la aritmética en la psicología. Escribió “Sobre el concepto de número” (su tesis doctoral, 1877) y sobre “Filosofía de la aritmética” (1891). En su obra maestra “Investigaciones lógicas” (1900) rechazó todo tipo de psicologismo.
Zubiri era de la opinión de que la renovación de la filosofía debería pasar por el estudio fenomenológico de la conciencia. El ser es el fundamento de la conciencia. El principio de todos los principios es la conciencia.
La dialéctica.
La dialéctica es una doctrina filosófica que estudia el enfrentamiento o contradicción entre opuestos y como superarlos, unirlos, sintetizarlos, armonizarlos y trascenderlos desde una perspectiva superior para alcanzar la verdad. Este proceso es de tipo ascendente, generalizador, hacia una conciencia superior, pues es la síntesis de opuestos lo que produce la conciencia. En este sentido, la dialéctica se considera la ciencia universal o la meta-ciencia.
Según Platón, la dialéctica es el núcleo del que se derivan la teoría del conocimiento y la teoría del ser, las teorías del mundo interno y el externo. Platón convirtió la dialéctica en un método universal para alcanzar la verdad.
Para Hegel, la realidad es dialéctica. Solo evoluciona lo que contiene una contradicción.
Para Engels, la dialéctica es la ciencia de la interconexión universal.
La hermenéutica
La hermenéutica, en su sentido genérico, es el arte o ciencia de la interpretación de toda la realidad como si se tratara de un texto a descifrar: los fenómenos naturales, los hechos sociales, la experiencia humana, etc. Para la hermenéutica, conocer es interpretar; comprendemos algo interpretándolo. La interpretación implica comprensión y excluye la descripción y la explicación científica. La interpretación es universal. El hombre es, ante todo, un intérprete cuyo objetivo es toda la realidad.
Pero la comprensión tiene una estructura circular. Es el “círculo hermenéutico”, el movimiento que va de la parte al todo y el todo a la parte. La lectura de las partes de un texto (real o metafórico) iluminan la comprensión del todo, y la visión del todo contribuye a que conozcamos mejor las partes.
La hermenéutica, como la filosofía analítica, tiene una preocupación por el lenguaje.
La hermenéutica concibe el filosofar como una reflexión trascendental. La filosofía es una hermenéutica universal, por lo que al final se puede identificar hermenéutica con filosofía. Pero esta identificación no carece de dificultades. Porque el objetivo de la filosofía es hallar la verdad absoluta. Y en la hermenéutica, la verdad es relativa, pues todo acto de comprensión está ligada a su contexto cultural e histórico. La interpretación es un proceso cambiante e infinito.
H.G. Gadamer es el gran renovador de la hermenéutica moderna:
Hay una unidad de pensamiento y lenguaje, palabra y cosa, lenguaje y ser.
El lenguaje todo lo abarca. Todo está referenciado por el lenguaje.
El lenguaje no es un instrumento del pensamiento, sino que es el lenguaje de las cosas.
El lenguaje no es un medio ni una herramienta para comunicar pensamientos, sino que es el medio en el que acontece la comprensión y la experiencia del mundo.
El conocimiento del mundo y de nosotros mismos implica siempre el lenguaje.
El lenguaje es un ámbito envolvente.
El mundo lo interpretamos lingüísticamente.
El pensar es también un acto lingüístico.
El lenguaje es la expresión del ser y de la realidad, pues toda la realidad está constituida lingüísticamente.
El lenguaje tiene carácter especulativo. El lenguaje es como un espejo que refleja el mundo. Pero no es un duplicado; la imagen está unida al aspecto del original a través del observador.
La ciencia positiva (positivismo)
Para Aguste Comte, todo debe abordarse desde una perspectiva científica positiva, el positivismo, basada en la observación empírica de todos los fenómenos (los naturales y los sociales) para descubrir leyes universales que los expliquen. Para Comte, las ciencias forman una jerarquía, una pirámide que va desde la más compleja, importante y general (en el vértice) hasta la más simple, menos importante y particular en la base, de tal manera cada nivel depende del nivel superior. En la base están las matemáticas (a la que consideraba una mera herramienta lógica), seguida de la mecánica, la física, la química, la biología y, en lo alto de la pirámide, la
Sociología. Comte creía que esta ciencia podía dar las respuestas a los problemas del hombre y la sociedad, llegando a considerarla como una especie de nueva religión laica.
La pirámide de Comte
Comte, junto con John Stuart Mill, es el fundador del positivismo, escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el que se obtiene mediante el método científico, basado en el análisis de los hechos verificados por la experiencia.
Uno de los objetos de estudio científico es el propio ser humano, tanto individual como colectivamente, conclusión que se obtuvo a partir de la experiencia de la revolución francesa.
En 1911, la Sociedad de Filosofía Positivista publicó un manifiesto firmado entre otros por Einstein, Freud, Hilbert, Felix Klein y Josef Popper, en el que manifestaba: 1) la necesidad imperiosa de elaborar una cosmovisión basada en “hechos” recopilados de diferentes ciencias; 2) establecer vínculos entre todas las ciencias; 3) desarrollar ideas unificadora de la realidad.
Se denomina “naturalismo” a la doctrina que afirma que la ciencia (o la actividad científica) es lo primero. Y que la filosofía no tiene privilegio alguno sobre la ciencia.
El positivismo de Comte fue un antecedente de la escuela neopositivista del famoso Círculo de Viena.
El neopositivismo (positivismo lógico)
También se denomina empirismo lógico, empirismo radical y neoempirismo. Fundado por Moritz Schlick en Viena en 1922, sus objetivos y principios eran los siguientes:
Una visión, formalización y explicación exclusivamente científica del mundo. De hecho, su nombre original era “Círculo de Viena para la explicación científica del mundo”. En el año 1929, el Círculo de Viena publicó un manifiesto programático titulado “La visión científica del mundo”.
Rechazo completo de toda tendencia metafísica, teológica o especulativa, por basarse en conceptos ambiguos y no verificables experimentalmente. Toda cuestión no empírica no tiene sentido. La única interpretación legítima del mundo es la científica. “La filosofía ha de ser sustituida por la lógica de la ciencia” (Carnap).
Para que una afirmación tenga sentido ha de ser verificable por la experiencia física. La verdad es lo que se puede verificar experimentalmente. El conocimiento es significado, y significado es verificación. Los límites de lo cognoscible son los de las verificación. Es el denominado “verificacionismo”.
La verdad es la correspondencia entre proposiciones y hechos, como defendía Aristóteles y el positivismo clásico. Debe haber isomorfismo entre teoría y práctica, entre significado y verificación.
Elaboración de un lenguaje común de todas las ciencias. Un lenguaje formal perfecto, ideal, riguroso, lógico e inequívoco para describir la realidad. De hecho, el adjetivo “lógico” se agregó a “positivismo” para indicar que se debían incluir mecanismos de rigor y precisión en el conocimiento, y así excluir las proposiciones sin sentido. En este lenguaje, el significado de un proposición debía ser el método o criterio de verificación. Debe haber correspondencia entre lenguaje y conocimiento. El Tractatus de Wittgenstein, inspirador del Círculo de Viena, abogaba por un lenguaje lógicamente perfecto en el que “el significado de cada término es su método de verificación”.
Hay que ir hacia la unidad de la ciencia, objetivo justificado por la fe en el potencial del análisis lógico y en la investigación empírica. Esta unidad de la ciencia debe realizarse reduciendo todo lo observable a un lenguaje de tipo fisicalista (empleando términos que se refieran a la realidad física o traducible a dichos términos), buscando el núcleo común a todas las ciencias positivas. El lenguaje es la clave del conocimiento científico. En 1936, Otto Neurath fundó el “Unity of Science Institute” (Instituto para la Unidad de la Ciencia).
En 1939, Rudolf Carnap, Otto Neurath y Charles Morris comenzaron a publicar la “Enciclopedia Internacional de la Ciencia Unificada”. La enciclopedia se basaba en la teoría fisicalista de Neurath, su principal promotor, que propugnaba que todas las ciencias deberían fundamentarse en la física. La función de la enciclopedia era: 1) reunir el saber científico colectivo; 2) poner de manifiesto las conexiones interdisciplinarias; 3) servir de difusión a toda la comunidad científica. La muerte de Neurath, y la II Guerra Mundial interrumpieron la publicación de la obra. Se proyectaron 26 volúmenes, de los que solo se publicaron dos [Neurath, 1937].
La filosofía debe desempeñar un papel auxiliar, solamente encargada de distinguir entre lo que es o no científico. La filosofía no debe ser una teoría, sino una actividad: la clasificación lógica de los conceptos, las proposiciones y las teorías propuestas de la ciencia empírica.
Rechazo de todo elemento o concepto a priori o dogmático, en la constitución del conocimiento. El conocimiento debe construirse de abajo hacia arriba, de lo particular a lo general, de los hechos a las leyes, de lo concreto a lo abstracto, de lo práctico a lo teórico, mediante abstracciones y generalizaciones.
Las matemáticas, al igual que la lógica, carecen totalmente de significado porque no se refieren al mundo real. Las matemáticas son simplemente sintácticas. Wittgenstein, inspirador del Círculo de Viena con su célebre Tractatus, decía que “La matemática es sintaxis”. En matemáticas, lo verdadero es equivalente a lo demostrable, es decir, relativo a las reglas establecidas en un sistema formal.
Fuera de los límites del lenguaje no hay nada en absoluto. Para Wittgenstein, el lenguaje determina los límites del mundo, pero fuera del lenguaje residía lo más importante: lo místico, lo inexpresable. En este sentido, Wittgenstein no era un ortodoxo positivista lógico, aunque el Círculo de Viena así lo considerase.
Solo hay dos estrategias legítimas para comprobar la verdad de una proposición:
La justificación puramente formal, válida en las ciencias formales (lógica y matemática). Para comprobar una proposición lógica o matemática no hace falta acudir a la experiencia, basta que se acomode a las leyes de la lógica o de la matemática.
La justificación empírica para las propiedades que se refieren al mundo real.
Rudolf Carnap, uno de los miembros más destacados del Círculo de Viena, en “Der logische Aufbau der Welt” (La estructura lógica del mundo, 1922-1925) se propuso inicialmente construir un sistema lógico de objetos y conceptos, de tal forma que todos los conceptos se derivasen de un núcleo fundamental de ideas primitivas. Esta fue la primera gran obra de Carnap, pero posteriormente optó por el fisicalismo: solo se puede hablar de la unidad del lenguaje de la ciencia si todos los términos científicos (empíricos) se refieren a objetos, propiedades o relaciones físicas observables, o bien pueden reducirse a ellos mediante funciones explícitas o condicionales. La unidad de la ciencia debe realizarse a través de la física. Una condición necesaria, pero no suficiente, para lograr esta unidad es disponer de un lenguaje unificado.
La física
Según los autores que defienden el principio de causalidad ascendente, la física es la ciencia universal y fundamental de la que emergen todas las demás ciencias, incluyendo la biología, la psicología y la sociología, es decir, los fenómenos de la vida, de la sociedad y de la mente. Es la posición materialista o fisicalista. Para los antiguos griegos (Leucipo y Demócrito), la realidad última está constituida por átomos (elementos indivisibles), donde las distintas agrupaciones de átomos son la causa de la diversidad del mundo.
Paul Oppenheim e Hilary Putnam [1958] afirman que un día todas las ciencias se reducirán a una, y que esa ciencia podrá ser descrita por un solo lenguaje científico. Según su “hipótesis de trabajo”, las diferentes ciencias se pueden ordenar jerárquicamente en 6 niveles (ver figura), en donde cada nivel incluye a los superiores. Las partículas fundamentales constituyen el nivel fundamental. El nivel más alto es el de las ciencias sociales.
La pirámide de Oppenheim y Putnam
El artículo de Oppenheim y Putnam ha sido atacado por Fodor [1974].
Para Jean Piaget [1975], las ciencias se pueden disponer de forma cíclica, en donde la física sería la base, seguida de la química, la biología, la psicología, la lógica-matemática y de nuevo la física
Actualmente, la física moderna busca lo que se denomina “una teoría de todo”. aunque no incluye realmente “todo”, pues no incluye el mundo interior, el mundo de la mente. Según el físico Steven Weinberg, en su libro “El sueño de una teoría final” [2004], el objetivo de la física es una teoría de la que se derive cualquier conocimiento relativo al universo, pero reconoce que el problema de la conciencia trasciende a las leyes físicas.
También se afirma que la física cuántica es la ciencia universal, pues es la base de la realidad.
La matemática
La ciencia universal debería ser, lógicamente, abstracta, por lo que teóricamente se la podría identificar con la matemática o debería incluirla. Y el lenguaje de la ciencia universal sería o bien el propio lenguaje matemático o un “lenguaje de lenguajes” (o metalenguaje), capaz de generar los lenguajes necesarios para describir los dominios particulares, incluyendo la matemática. Según Gauss, “la matemática es la reina de las ciencias”.
El platonismo matemático se basa en que el orden divino, superior, ideal y perfecto también se refleja en la mente humana en forma de ideas matemáticas. Así, la matemática sería la clave universal al conocimiento. El platonismo matemático se reactivó en el siglo XV con la publicación de “Theologia Platonica”, de Marsilio Ficino.
Para los matemáticos platonistas, las matemáticas iluminan el mundo con su verdad y permiten unificar el conjunto de las ciencias. Cualquier objeto de estudio acaba finalmente por reducirse a las matemáticas.
Para Reuben Hersch [1999], las matemáticas vienen primero, luego la filosofía.
Penelope Maddy [2007] propone un naturalismo radical: extender el naturalismo al campo de las matemáticas y negar a la ciencia natural el lugar privilegiado otorgado por el positivismo. La matemática es parte de la ciencia falible y corregible. Este naturalismo radical y austero lo denomina “Filosofía Segunda”, basado en el hacer, en las observaciones y la experimentación, elaborando teorías y mejorando métodos.
Para Max Tegmark, la matemática es lo único que existe y que el universo es una estructura matemática.
La lógica
El término “lógica” fue acuñado por Zenon de Citio. Para Aristóteles, la lógica es un instrumento para el estudio de las ciencias y no una ciencia en sí misma. Los estoicos fueron los primeros en considerarla la “ciencia del Logos”, en lugar de una mera propedéutica de las ciencias, como la consideraba Aristóteles.
Para Ramon Llull y para Leiniz, la lógica es la ciencia de las ciencias (scientia scientiarum).
Thomas Hobbes en su obra de 1655 “Computation, Sive, Logica” afirma que la lógica es razonar o calcular.
Para los formalistas o racionalistas neo-kantianos (anti-psicologistas), la lógica es la disciplina que debía fundamentar la matemática y las ciencias empíricas. La lógica es una disciplina pura, formal, atemporal y aespacial, a priori, por lo que debería constituir también una fundamentación a priori.
La lógica nació como rama de la filosofía, pero actualmente está integrada a nivel formal en las matemáticas. Pero su carácter filosófico se ha seguido manteniendo.
En principio, la matemática necesita a la lógica, la matemática no funciona sin lógica. Pero la lógica no necesita de la matemática, pues se trata de solo un campo de aplicación. En este sentido, la lógica podría ser más universal que la matemática.
Hilbert consideraba la lógica como un subconjunto de las matemáticas.
Para Russell, la lógica es la ciencia universal. Creía firmemente que la lógica (o el lenguaje lógico) es la clave para la comprensión del mundo y la principal herramienta del filósofo, y también que el lenguaje matemático es un subconjunto del lenguaje lógico. Russell pensaba que a la larga se podría reducir la matemática, la ciencia y la filosofía a la lógica simbólica formal. Russell siguió convencido hasta el final de su vida de la omnipotencia de la lógica y que la lógica era suficiente para solucionar todos los problemas de la humanidad.
Willard van Orman Quine sostenía que la lógica de primer orden era el lenguaje de la ciencia. Pero esto no se sostiene por varias razones:
Muchos conceptos importantes de las matemáticas no son expresables con este tipo de lógica. Por ejemplo, los conceptos de infinito y de infinitésimo.
Las operaciones y las funciones son muy difíciles de implementar.
No soporta la recursión ni la parametrización.
La lógica de primer orden está limitada por el teorema de incompletud de Gödel.
Es restrictiva, poco genérica, pues no permite predicados de orden superior ni otros tipos de cuantificadores.
La informática
La idea de que la informática, la ciencia basada en la información y la computación, puede ser el fundamento del universo –y, por lo tanto, constituir una ciencia universal–, tiene su origen en los pioneros Konrad Zuse y Edward Fredkin y, modernamente, Stephen Wolfram.
Konrad Zuse –el primero que construyó un ordenador de propósito general (entre los años 1935 y 1941)– publicó un artículo en 1967 y posteriormente [1969] un libro (Calculating Space) en el que afirmaba:
Todos los procesos y leyes físicas de la naturaleza se pueden considerar computaciones discretas.
El universo es un computador. Más concretamente, el universo es el resultado de un proceso computacional discreto funcionando sobre un autómata celular gigante de tipo determinista.
Un autómata celular es un sistema de computación discreto formado por una rejilla de una o más dimensiones, constituida por celdas, en donde cada celda tiene un estado dentro de un conjunto finito de estados (por ejemplo, blanco o negro), y un conjunto finito de reglas locales que establecen la evolución del sistema en el tiempo (discreto), de tal forma que el estado de cada celda en el tiempo t+1 es función del estado en el tiempo t de las celdas vecinas.
Edward Fredkin es el autor más representativo y entusiasta proponente de la teoría de la física basada en la información y en el proceso de la información. En los años 1980s propuso:
No deberíamos pensar en la realidad última como partículas y fuerzas, sino como unidades de información (bits) que son modificadas de acuerdo con reglas computacionales.
“El universo es literalmente un ordenador que está siendo usado por alguien o algo para resolver un problema”.
Según David Deutsch [1999], existe un computador universal, abstracto, cuyo repertorio de computaciones está limitado a los procesos que puede realizar la naturaleza.
Stephen Wolfram afirma que la matemática formal actual (la limitada por el teorema de Gödel) no es en absoluto el marco más adecuado para comprender el mundo físico, pues la ciencia ha tenido grandes dificultades para modelar muchos fenómenos con las ecuaciones diferenciales, como por ejemplo la mecánica de fluidos. En su obra “A New Kind of Scienceb” (Una Nueva Clase de Ciencia) [2002] propone renunciar a la matemática y acudir a la Informática, y en particular a los autómatas celulares, para modelar el mundo físico mediante un lenguaje de programación.
Esto lo justifica por las siguientes razones:
Programas de ordenador muy simples pueden producir resultados extraordinariamente complejos.
El propio universo podría ser generado por un programa de ordenador lo suficientemente simple como para ser expresado en unas pocas líneas de código. “Si las leyes son suficientemente simples, y encontramos el camino correcto, las veremos”.
La informática proporciona una nueva visión de los fenómenos, con unas técnicas más prácticas, sencillas y de resultados inmediatos. “El algoritmo es más potente que la ecuación”. [ver Unión de Opuestos – MENTAL, un Lenguaje Simple Fundamento de la Complejidad.]
La cibernética
Algunos autores consideran que la cibernética es la ciencia universal, pues los sistemas y principios cibernéticos se encuentran en todas las áreas de conocimiento: matemáticas, informática, lógica, inteligencia artificial, teoría general de sistemas, neurociencia, biología, psicología, sociología, ciencia cognitiva, antropología y filosofía. Incluso consideran que algunas de estas disciplinas son realmente ramas de la cibernética. De todas estas disciplinas, la teoría general de sistemas es la más vinculada a la cibernética, hasta tal punto que muchos autores consideran estas dos disciplinas como inseparables.
Los principios de la cibernética son tan generales que esta ciencia tiene potencialmente una aplicación universal, habiendo contribuido en gran medida a mejorar nuestra comprensión de la realidad. Se pueden aplicar para entender, modelar y diseñar sistemas de cualquier tipo: sistemas animados (seres vivientes) y no animados (sistemas automáticos), economía, psicología, sistemas físicos y sociales, etc.
Norbert Wiener, el fundador de la cibernética, era firme partidario de la aplicación de la cibernética a las ciencias sociales. Estaba convencido que el comportamiento humano, de animales y de máquinas podía explicarse aplicando los principios de la cibernética.
La cibernética demostró que las barreras existentes entre las diferentes disciplinas eran superables porque existían muchas analogías y semejanzas a nivel abstracto. Ciencias aparentemente distantes como la matemática, la biología y la electrónica podían contemplarse unidas desde la perspectiva superior de la cibernética.
La teoría general de sistemas
La teoría general de sistemas (TGS), fundada por la misma época que la cibernética, por Ludwig von Bertalanffy [1993], fue un intento de construir una ciencia unificada mediante el establecimiento (o descubrimiento) de unos principios generales o universales que gobiernan todos los sistemas, tanto naturales como artificiales. Mientras los sistemas cibernéticos estudian los sistemas autorregulados y orientados a un objetivo, la TGS estudia todo tipo de sistemas generales. Ambas ciencias (cibernética y TGS) se pueden considerar como intentos de creación de una ciencia universal basada en el concepto genérico de sistema.
La semiótica
Según Charles Sanders Peirce, el fundador de la semiótica, esta disciplina es la ciencia de las ciencias, pues trata de los signos en general, incluyendo la lingüística y los procesos mentales. En este mismo sentido se manifiesta Umberto Eco: “La mente es un asunto semiótico” y “La lingüística es una semiótica del lenguaje verbal”.
Según Peirce, todo lo que existe es signo, pues el signo tiene la capacidad de ser representado y llevar ante la mente una idea. Nuestros pensamientos son signos. En este sentido, la semiótica es el estudio más universal de los fenómenos, pues proporciona una teoría general del significado y la representación. “La lógica, en sentido amplio, no es sino otro nombre para la semiótica”.
La noción de signo se basa en la inferencia, en la interpretación, en la dinámica de la semiosis, de la significación. El pensamiento y la comunicación son procesos de semiosis, de significación, expresión e interpretación. Para la semiótica no hay separación entre conocimiento y comunicación.
El conocimiento es un proceso de significación que tiene una estructura triádica (el llamado “triángulo semiótico”): 1) el objeto; 2) el signo, que representa algún aspecto del objeto; 3) el interpretante, es el signo original en la mente del que lo interpreta. Interpretar un signo es asignarle un significado. La interpretación es siempre falible, pues puede ser mejorada, corregida, enriquecida o rectificada. El pensamiento humano es un proceso de interpretación, que no es lineal, sino un tejido de signos entrelazados.
Algunos autores consideran a la semiótica como la ciencia de los signos no lingüísticos, y a la semántica la ciencia de los signos lingüísticos. En este caso, la ciencia universal sería la semiología, que incluye tanto a la semiótica como a la semántica. El triángulo semiótico sería: objeto, lenguaje y sujeto (o pensamiento).
También se reclama una “semiótica filosófica”, una semiótica que establezca las categorías generales que fundamenten los diferentes sistemas de signos.
Según Jacques Derrida, todo es signo. Los signos son omnipresentes. No es posible escapar del círculo de los signos, pues no existe un original al que remitan los signos, pues todos los signos conducen a otros signos.
La psicología
Para los empiristas lógicos, psicologistas, positivistas o naturalistas, el verdadero fundamento de todas las ciencias es la psicología empírica, es decir, una disciplina a posteriori. A esto hay que objetar que la psicología no puede ser una ciencia universal porque se centra en los fenómenos del comportamiento humano, que son muy diversos, y de los que no es posible (o es muy difícil) elaborar leyes generales, pues una misma causa (o un mismo entorno) puede producir diferentes efectos en diferentes personas.
Pero la psicología analítica intenta buscar el fundamento profundo de los fenómenos psíquicos, que reside en los arquetipos. La ciencia universal debe basarse en arquetipos, que conectan lo profundo (lo inmanifestado) con lo superficial (lo manifestado). Además, los arquetipos son universales, pues se manifiestan a nivel físico y psíquico, a nivel interno y externo. Según Jung, todo lo que existe son expresiones del Unus Mundus manifestadas a través de los arquetipos.
Para James Hillman (como para Hegel), la psicología es la disciplina suprema, pues se ocupa no solo de la psique de la humanidad, sino del Alma del Mundo, del alma que está en el núcleo de todo significado y del alma que se manifiesta en toda actividad humana. La psicología no puede considerarse una ciencia separada y distinta de la literatura, arte, filosofía, política, religión, ciencia natural, etc., porque todas estas disciplinas surgen de la imaginación, una facultad del alma.
La lingüística
La lingüística es el estudio del lenguaje. En el lenguaje confluyen muchas ciencias: lógica, psicología, filosofía, ciencia cognitiva, etc. Es un punto de vista privilegiado de reflexión científica y humanista.
En el lenguaje se refleja la estructura de la realidad y de nuestra concepción del mundo. El lenguaje lo es todo. La lingüística busca los universales que se reflejan en el lenguaje.
El lenguaje es el fundamento de todo. El ser humano necesita el lenguaje para articular su comprensión y expresión del mundo. El lenguaje sobrepasa incluso la existencia humana. Fuera del lenguaje no hay ser, no hay mundo, no hay nada. En el lenguaje resuena la muda voz del ser. “El lenguaje es la casa del ser” (Heidegger).
La ciencia de la conciencia
Para Descartes, la conciencia o el pensamiento (res cogitans) suministra una fuente segura de conocimiento, superior al conocimiento empírico, pues este se basa en los sentidos, que a veces son engañosos o poco fiables.
Kant revolucionó la filosofía al afirmar que lo universal no reside en el mundo externo, sino que reside en nuestra mente, en el mundo interno. Las categorías filosóficas son los marcos mentales dentro de los cuales las percepciones adquieren sentido. Las categorías filosóficas son los conceptos puros del pensamiento, son innatos y a priori (previos a toda experiencia). La visión del mundo y el conocimiento se realiza a través de nuestras estructuras mentales, de nuestra conciencia. Vemos el mundo a través de las “gafas mentales” de las categorías. Las categorías tienen una función unificadora y constituyen el fundamento de lo universal.
Para Hegel existe una identidad entre pensar y ser, entre concepto y realidad, entre naturaleza y espíritu, entre sujeto (conocedor) y objeto (lo conocido), entre mundo externo e interno, entre ontología y epistemología. Existen tres categorías conceptuales: conocimiento objetivo, conocimiento subjetivo e idea. La idea es la unión entre ambos tipos de conocimiento. Las categorías de Kant son epistemológicas. Las de Hegel son a la vez ontológicas y epistemológicas. Hegel es el gran unificador. Esa unificación se completa con: el Ser es la categoría suprema (que no tiene contenidos concretos), el conocimiento es la totalidad, lo verdadero (lo que tiene sentido) es el todo.
Franz Brentano es considerado el fundador de la”psicología de la conciencia”, basada en la observación y la experiencia de los fenómenos de la mente. Su realismo (o empirismo) psicológico se basa en dos pilares: 1) hay que describir la conciencia, no analizarla; 2) los fenómenos de la conciencia se distinguen por su intencionalidad, es decir, hacen referencia a algún objeto. Brentano intentó que la psicología (naciente en su época) fuera una disciplina independiente y lo más objetiva posible. Tuvo una gran influencia en la filosofía fenomenológica de Huserl y en la psicología Gestalt.
Husserl, con su “fenomenología del espíritu”, supone la culminación de la tradición filosófica que considera a la conciencia el objeto de la filosofía. Su método se basa en la introspección, en la descripción y análisis de la conciencia en la experimentación de la realidad.
William James adopta una filosofía monista, unificando lo objetivo y lo subjetivo en el problema del conocimiento. La “experiencia pura” es la entidad que surge de esa unión.
La ciencia de la conciencia alcanza su máximo exponente con la Ciencia Védica Maharishi , una ciencia en la que confluyen dos elementos:
Por una parte, la antigua tradición de los Vedas (los textos sagrados del hinduismo), basada en la obtención del conocimiento mediante la exploración de la conciencia. La palabra “veda” en sánscrito significa”conocimiento”.
Por otra, el espíritu de la ciencia moderna, la física especialmente, que busca una teoría unificada de la naturaleza, una “teoría de todo” basada en el concepto de campo unificado, un hipotético campo del que surgirían todos los campos de fuerzas particulares (electromagnético, gravitatorio, nuclear fuerte y nuclear débil) y todas las leyes de la naturaleza que relacionan dichos campos.
Maharishi denomina “campo unificado de la conciencia”, a un campo unificador profundo, inmanifestado, la fuente de todo lo manifestado (tanto a nivel físico como mental), el campo de todas las posibilidades, el hogar de todas las leyes de la naturaleza, donde todo está conectado, un campo atemporal, aespacial e inmaterial.
Los antiguos creadores de la ciencia védica descubrieron la capacidad de la mente humana de trascender los pensamientos y lograr un estado de silencio mental profundo, pero a la vez consciente, un estado de conciencia pura, autorreferente, absoluta y autosuficiente. Este estado no es una conjetura teórica, sino que puede ser experimentado directamente a través de la meditación. Esta experiencia es universal, no está ligada a ninguna tradición cultural. Atisbos de esta experiencia la han tenido filósofos y científicos de todas las épocas como Platón, Descartes, Kepler, Einstein, Leibniz, Hegel, Whitehead, etc. Descartes, por ejemplo, tuvo de joven la experiencia de “penetrar en el propio corazón del conocimiento”.
La ciencia cognitiva
La ciencia cognitiva es una ciencia relativamente nueva (se considera que nació en 1956, en el Simposio sobre Teoría de la Información en el MIT), aunque habría que hablar más bien de una interciencia, es decir, una ciencia con enfoque interdisciplinario en la confluyen seis ciencias en el llamado “hexágono cognitivo”: la lingüística, la psicología, la neurología, la filosofía (filosofía de la mente, epistemología y lógica), la antropología y la inteligencia artificial. Su objetivo es el estudio del funcionamiento de la mente humana. La unión de estas seis ciencias era necesario, pues ninguna de ellas es autosuficiente para estudiar algo tan complejo.
El gran impulso que recibió esta ciencia fue debido a la aparición del ordenador y a las expectativas creadas por la Inteligencia Artificial (IA), dos en especial:
La posibilidad de realizar experimentos epistemológicos (como probar teorías cognitivas y simularlas) con la ayuda del ordenador, como ayuda en la comprensión de la mente humana. Es la llamada “IA débil”.
La posibilidad de construir una mente artificial. Es la llamada “IA fuerte”.
La neurociencia
La neurociencia estudia la estructura y funcionalidad del sistema nervioso. Se trata de un campo multidisciplinario, pues abarca muchos aspectos o niveles de estudio e investigación: el molecular, el celular (las neuronas), las redes neuronales, la percepción, el cerebro (el nivel más alto del sistema nervioso), el conductual y el cognitivo.
De hecho, la neurociencia abarca muchas disciplinas hijas, todas ellas basadas en el funcionamiento del sistema nervioso. Aunque realmente no son nuevas disciplinas, sino las disciplinas tradicionales vistas desde la perspectiva de la neurociencia. Entre ellas están: neurocultura, neurofilosofía, neuroética, neuroarquitectura, neuroeconomía, neurosociología, neuropsicología, neuroarte, neuroestética, neurolingüística, neuroteología, neurociencia cognitiva, etc.
La neurociencia es la disciplina ideal para la interconexión entre disciplinas, según Francisco José Rubia. Según el neurofisiólogo Rodolfo Llinás, “la neurociencia es la única ciencia que existe; las demás son secundarias”. Allan Schore, un neuropsicoanalista cuyos trabajos intentan sintetizar muchos campos de estudio, afirma que las fronteras de la ciencia no están en la proliferación y extensión de subespecialidades científicas, sino en la comunicación entre los diferentes campos.
La neurociencia cognitiva está cambiando el nuevo modo con que se cuestionan los conceptos filosóficos más profundos acerca de quienes somos. La tesis central de la neurociencia es: todo pensamiento y conducta humana reside en el cerebro; la actividad mental es actividad cerebral; la conciencia es un patrón coordinado y cambiante de la actividad neuronal; el “yo”es un estado mental interno particular del cerebro que está acoplado o sincronizado con el mundo externo: el funcionamiento cerebral se debe a códigos que el cerebro ha ido adquiriendo a lo largo de su historia evolutiva; todo lo que ocurre en el mundo humano, objetivo y subjetivo, ha sido elaborado por el cerebro; el cerebro funciona conceptualizando, categorizando, clasificando y creando abstracciones, patrones y modelos del mundo que permiten hacer predicciones; el mundo que vemos es un mundo concebido a través de mecanismos cerebrales. Los filósofos posmodernos afirman que la realidad es un estado construido y no percibido.
Conocer cómo funciona el cerebro humano debe permitirnos entender mejor los productos de ese funcionamiento, por lo que debe facilitar el reencuentro entre ciencias y humanidades. Conocer quines somos, nuestra realidad más genuina, nos permitirá dar un salto cualitativo a nivel humano.
Pero la neurociencia está en su infancia, pues se está lejos de conocer cómo funciona el cerebro. “Mientras nuestro cerebro sea un misterio, el universo, reflejo de la estructura del cerebro, será también un misterio” (Santiago Ramón y Cajal).
Sistemas Universalistas
Fuera de las disciplinas más o menos convencionales, nos encontramos con sistemas universalistas, sistemas más bien de tipo filosófico basados en unos primeros principios o conceptos a priori, pero sin que llegaran a concretarse en un lenguaje formal porque estos principios se especificaron de manera general, ambigua o parcial. Entre estos sistemas podemos mencionar los siguientes:
El Ars Magna, de Ramon Llull
Llull pretendía construir una ciencia universal basada en principios universales. En su Ars Magna identifica 9 principio absolutos (que los asocia a las letras de la B a la K) y un décimo principio (marcado como A) que representa la unidad divina.
El Instauratio Magna, de Francis Bacon
Francis Bacon, el máximo representante de la Ilustración, creía en el poder de la ciencia y en el progreso humano. Imaginaba un conocimiento unificado como clave para mejorar la condición humana. Su proyecto de unificación lo llamó “Instauratio Magna” (Gran Instauración o Gran Restauración) [1985]. Esa unificación debería realizarse mediante el método de inducción, es decir, la búsqueda de patrones y leyes a partir de hechos particulares (obtenidos mediante observación y experimentación) y avanzar progresivamente, de manera continua, hacia niveles de generalización superiores hasta llegar a los principios universales. Bacon es considerado el fundador de la filosofía de la ciencia, “padre” del empirismo y el que sentó las bases del pensamiento moderno. Su máxima era “Todo el saber es mi provincia”.
La Instauratio Magna nunca llegó a completarse, pero las partes publicadas tuvieron un gran impacto en su tiempo. La primera parte pretendía presentar una clasificación completa y sistemática de todas las ciencias, rechazando toda especulación de tipo religioso. Bacon fue pionero en realizar la clasificación del conocimiento humano, sin considerar la religión. En la segunda parte (Novum Organum), expone su método experimental inductivo, sustitutivo del antiguo Organum aristotélico (la lógica deductiva), un método para restaurar el saber perdido del paraíso terrenal como consecuencia del pecado original, un método en el que era fundamental prescindir de los prejuicios y dogmas aceptados sin comprobación.
La Semántica General, de Korzybski
Es un sistema creado por Alfred Korzybski [1995] que se fundamenta en los métodos y conceptos científicos (especialmente físico-matemáticos) para evaluar todo tipo de problemas (incluyendo los humanos y los sociales) y lograr resultados empíricos predecibles. Korzybski denominó a su sistema “Semántica General” (SG) porque se ocupa de las reacciones nerviosas del organismo humano considerado como un todo frente a los estímulos del entorno, por su carácter general y por estar fundamentada en el significado o semántica de la realidad reflejada en el lenguaje.
La SG se basa en 3 principios fundamentales: 1) “Un mapa no es el territorio que representa”; 2) “Un mapa no representa todo el territorio”; 3) “Un mapa es auto-reflexivo”.
Estos 3 principios son realmente metafóricos y hacen referencia realmente a lo siguiente: 1) El lenguaje (el mapa) es solo una descripción de la realidad, no es la realidad (el territorio); 2) El lenguaje (el mapa) es una descripción incompleta de la realidad (el territorio); 3) El lenguaje se puede considerar otro nivel de realidad, aunque abstracto, del que podemos hacer otro mapa (otro lenguaje, otro nivel de abstracción).
El objetivo de la SG era crear una síntesis de todas las ciencias (una disciplina universal, una meta-ciencia o una ciencia transdisciplinaria) tomando como fundamento el lenguaje, el pensamiento y la neurofisiología.
Korzybski sugirió la creación de un nuevo lenguaje científico, más preciso. Pero él personalmente no llegó ni siquiera a intentarlo, aunque sugirió que este lenguaje debería incluir los conceptos primitivos de “estructura”, “orden” y “relación”, en donde “relación sería el concepto más elemental (“todo lo que existe se basa en relaciones”) y “estructura” sería el concepto que aportara el conocimiento (“estructura es el único contenido del conocimiento”). Estos términos primitivos no podrían expresarse en palabras, sino solo mostrando cómo usarlos en sentencias concretas.
El campo akásico
El campo akásico es un hipotético campo cósmico de interconexión que conserva y transmite la información. Este campo es algo conocido desde hace miles de años por las tradiciones orientales, pero era considerado un mito por la ciencia occidental. Actualmente este concepto se está considerando seriamente, en especial por Ervin Laszlo [2004, 2010], que ha postulado una “teoría de todo” basado en este concepto, el campo akásico, que también denomina “campo de in-formación”.
El campo akásico es un campo unificado de información, un campo profundo, no-local, donde todo está conectado. Este campo puede explicar los fenómenos de entrelazamiento cuántico (la conexión instantánea entre entidades cuánticas independientemente de la distancia que las separa), los fenómenos de comunicación no-local de los organismos vivos, la conciencia, los fenómenos paranormales, etc.).
La teoría del campo akásico, como nuevo paradigma global, uniría la física cuántica y la relativista (hoy no conectadas), la biología y la mente, aportando una solución capaz de entender la realidad en su totalidad.
La Consiliencia, de Edward Wilson
“Consilencia” es el término utilizado por Edward O. Wilson [1999] –biólogo darwinista, entomólogo, “padre” de la biodiversidad y de la sociobilogía– para referirse a la unidad o unificación de las distintas ramas del conocimiento, la confluencia coherente universal de todos los conocimientos, una gran teoría unificada, una “teoría de todo”. Para Wilson, el objetivo fundamental de la ciencia debe ser su unificación; este es el mayor de los retos intelectuales. Y para lograr esta deseada visión unificadora del mundo, Wilson sostiene que hay que utilizar dos vías:
El reduccionismo científico: todos los fenómenos se deben reducir, en último término, a leyes físicas.
Clarificar “las operaciones que componen la mente”, hoy escasamente comprendidas. Comprender la mente es comprender sus funciones. Hay que buscar los “conceptos fundacionales universales” para lograr la conciencia unificadora.
MENTAL como Fundamento de la Ciencia Universal
La ciencia universal debe basarse en arquetipos primarios. MENTAL cumple las condiciones para ser el fundamento de la ciencia universal al basarse precisamente en arquetipos primarios que constituyen un lenguaje, cuya semántica estructural es igual a la semántica lexical. En MENTAL, ciencia universal y lenguaje universal son la misma cosa. La frontera desaparece a la luz de la abstracción universal; son dos aspectos de la misma cosa.
MENTAL cubre dos aspectos o alternativas respecto a la ciencia universal: es el núcleo o esencia común de todas las ciencias y, a la vez, es un sistema universalista basado en 12 principios.
MENTAL se enmarca dentro de la tradición universalista de búsqueda de un punto de vista privilegiado de contemplar la realidad, de la búsqueda de la esencia de la realidad, de la máxima conciencia, creatividad, libertad y sabiduría.
MENTAL es la ciencia universal porque une lo profundo (los arquetipos psicológicos o categorías filosóficas) con lo superficial, lo manifestado, lo práctico, lo positivo.
Por su alto nivel de abstracción, es el factor o esencia común de todas las disciplinas mencionadas, así como de los sistemas universalitas:
Filosofía.
MENTAL es un lenguaje filosófico categorial. El poseer un marco categorial es de importancia capital para toda filosofía. MENTAL lo tiene: son las propias primitivas universales. [ver Propiedades – MENTAL, un Lenguaje Filosófico.]
MENTAL es un lenguaje esencialmente dialéctico, pues une y trasciende los opuestos: análisis-síntesis, razón-intuición, particular-general, inducción-deducción, teoría-práctica, descriptivo-operativo, local-global, abstracto-concreto, etc. La síntesis hegeliana (la superación de los contrarios) es el lenguaje, el punto de encuentro de todos los opuestos. [ver Unión de Opuestos.]
Entre la unión de opuestos, destaca a nivel filosófico, la unión de ontología y epistemlogía, justificada por el carácter abstracto, tanto de la realidad profunda como de su conocimiento. [ver Unión de Opuestos – MENTAL, la Unión de Ontología y Epistemología.]
Neopositivismo.
Con MENTAL se cumple la expectativa del lenguaje ideal o perfecto perseguido por los neopositivistas para representar el conocimiento. Pero no es un lenguaje fisicalista, sino abstracto, pues es imposible compatibilizar fisicalismo y universalidad. La universalidad implica abstracción.
Física.
MENTAL es un lenguaje para la física, más adecuado que la matemática tradicional, pues permite especificar expresiones descriptivas y operativas. Y también porque está basado en arquetipos universales abstractos, que son los mismos para lo físico y lo psíquico. La realidad, a nivel interno y externo, es abstracta. [ver Aplicaciones – Física – MENTAL, un Lenguaje para la Física.]
Matemática.
La matemática es una disciplina derivada (o una aplicación) de MENTAL. La matemática no es pura sintaxis, sino que se basa en las primitivas conceptuales, y en donde sintaxis y semántica van unidas, son duales.
Lógica.
En MENTAL, la lógica está representada por una de las primitivas (Condición), que permite la lógica de la decisión y la lógica de la deducción.
Los predicados se implementan como expresiones de particularización, que son más generales que los predicados.
El cuantificador universal se implementa mediante una expresión genérica parametrizada.
El cuantificador existencial se implementa como una expresión derivada.
Informática.
Es una disciplina derivada (o una aplicación) de MENTAL.
Cibernética.
Es una disciplina derivada (o una aplicación) de MENTAL. [ver Aplicaciones – Sistémica – Cibernética.]
Teoría general de sistemas.
Es una disciplina derivada (o una aplicación) de MENTAL. [ver Aplicaciones – Sistémica – Teoría General de Sistemas.]
Semiótica.
MENTAL trasciende a la semiótica, es de un nivel de abstracción superior.
Psicología.
MENTAL es un modelo de la realidad y de la mente, del mundo interno y el externo. [ver Aplicaciones – Psicología – MENTAL, un Modelo de la Mente.]
MENTAL es un lenguaje arquetipal. Los arquetipos son las propias primitivas. [ver Aplicaciones – Psicología – MENTAL, un Lenguaje Arquetipal.]
Ciencia de la conciencia.
MENTAL es un lenguaje de la conciencia, pues une los opuestos, en especial lo interno y lo externo (lo profundo y lo superficial) a través de los arquetipos abstractos. En este sentido, la dialéctica se podría considerar la ciencia universal y el método universal. MENTAL ha sido inventado/descubierto utilizando el método dialéctico, buscando primero los universales y luego sus opuestos para unirlos y trascenderlos en el lenguaje.
La conciencia no puede explicarse porque lo profundo no puede explicarse en términos superficiales pues, si se pudiera hacer, sería una contradicción. La conciencia solo puede intuirse.
Ciencia Cognitiva.
La ciencia cognitiva estudia el funcionamiento de la mente humana. MENTAL se posiciona como la abstracción esencial de la estructura y funcionamiento de la mente humana, afectando a las disciplinas del “hexágono cognitivo”. Especial mención merece la inteligencia artificial, pues la universalidad de MENTAL le hace ser también un lenguaje de inteligencia artificial, simplificando notablemente el desarrollo de sistemas de este tipo, al basarse en conceptos simples y arquetipales de la mente.
Neurología.
En virtud del principio de causalidad descendente, los arquetipos de MENTAL deben tener su manifestación a nivel del sistema nervioso. El sistema nervioso debe estar configurado mediante componentes estructurales y funcionales basados en dichos arquetipos.
Ars Magna.
Existen numerosas analogías entre el Ars Magna de Llull y MENTAL. [ver Comparaciones – MENTAL vs. Ars Magna.]
Instauratio Magna, de Francis Bacon.
MENTAL se puede considerar la inducción suprema, el nivel máximo de abstracción y generalización que buscaba Bacon. [ver Propiedades – MENTAL y la Unidad del Conocimiento.]
Mathesis Universalis, de Descartes.
MENTAL es la realización del sueño de Descartes de una Mathesis Universalis, pues se basa en unos principios universales de la que derivan todos los demás. [ver Comparaciones – MENTAL vs. Mathesis Universalis.]
Characteristica Universalis, de Leibniz.
MENTAL tiene todas las características del lenguaje universal, fundamento de la ciencia universal que soñaba Leibniz. [ver Comparaciones – MENTAL vs. Characteristica Universalis.]
Semántica General.
MENTAL se postula como el lenguaje universal de la ciencia, en el sentido general y universal que le dio Korzybski. Con MENTAL, en contra de lo que afirmaba Korzybski, “el mapa es el territorio” porque, a nivel abstracto y profundo, realidad y representación son la misma cosa. [ver Comparaciones – MENTAL vs. Semántica General.]
Campo Akásico.
MENTAL se puede considerar el campo de interconexión universal, pues es un lenguaje no-local donde todo está interconectado a través del entorno del lenguaje, que es el espacio común en donde se pueden relacionar todas las expresiones entre sí, de forma local y no-local. [ver Apéndice – El Campo Akásico.]
Consiliencia.
MENTAL se puede considerar el resultado de una inducción abstracta universal. En MENTAL hay consiliencia (confluencia coherente) universal de inducciones. Desde diferentes dominios (matemática, cibernética, inteligencia artificial, etc.) se infieren inductivamente los mismos principios generales, que estaban ocultos y que constituyen un lenguaje universal. Como en el caso del neopositivismo, universalidad y fisicalismo son incompatibles; son polos opuestos. [ver Propiedades – MENTAL y la Unidad del Conocimiento.]
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